miércoles, 10 de junio de 2015

APRENDER A COMER EN FAMILIA PARA PREVENIR LA OBESIDAD

La prevención de la obesidad infantil es una tarea de toda la sociedad (profesionales de la salud, educadores, medios de comunicación,,,) aunque el papel de los padres y madres en fundamental a la hora de influir día a día en las actitudes y conductas de los hijos, sobre todo durante los primeros años de la infancia, época en la que la adquisición de los hábitos es crucial. 





A continuación os damos una serie de consejos para promover la importancia de la comida en familia y ofrecer a los padres y madres y/o cuidadores:

  1. Comer todos los días en familia: es importante hacer al menos, una de las comidas
    principales del día con los hijos. La comida familiar es un importante punto de encuentro entre las niñas y niños y sus padres, vital para fortalecer la unidad la cohesión familiar para favorecer la salud. Es un momento idóneo para iniciarles en el gusto por los alimentos y para que adquieran buenos modales. Además, es muy positivo que participen y ayuden a poner la mesa y a  recogerla.
  2. Aprender a escuchar a los hijos: es importante aprender a escucharles con una actitud de atención e interés y tratando de ponerse en su lugar, con respeto hacia sus ritmos, percepciones y sensaciones con la comida.
  3. Evitar distracciones: la presencia de la televisión o de otros aparatos electrónicos como las tabletas, así como juguetes durante la comida no ayuda a que los niños participen a la hora de poner la mesa, por ejemplo. Aumenta sin embargo, la lentitud y la distracción durante la comida. 
  4. Cada niño tiene su propio ritmo: la "lentitud" de los niños y las niñas a la hora de comer es a veces una preocupación excesiva para los padres. Los "peques" necesitan su tiempo para comer y que se respete su propio ritmo como condición básica para que la comida se convierta en un aprendizaje positivo, tanto a nivel de sabores como relacional.
  5. Compartir la experiencia gastronómica: es importante hablar de los temas del día, pero también es importante hablar de los alimentos que se están consumiendo en ese momento, de los sabores, olores, texturas... para enriquecer la dinámica de la comida. Los comentarios sobre los sabores, olores, texturas, platos o sensaciones representan una experiencia que ayuda al niño a interiorizar su propio descubrimiento y aprendizaje sensorial. 
  6. Adaptar el tamaño de las raciones: las niñas y los niños deben comer según su edad y
    sus características individuales. Por lo tanto, es importante que el tamaño de las raciones sea el adecuado. En los casos en los que ellos son los que participan en decir la cantidad y la elección de algunos acompañamientos, la comida transcurre más plácidamente y comen mucho mejor. Además, es importante que aprendan a reconocer cuándo han comido lo suficiente, es decir, debemos aprender a respetar el mecanismo innato de reconocimiento de la saciedad por parte de los pequeños.
  7. Interés por la relación del niño con la comida: hay que recordar que la insistencia, la coacción y la presión para que coman no consiguen buenos resultados, dado que acaban asociando la comida a algo obligatorio o negativo. Es aconsejable preguntar, con una actitud positiva si lo que están comiendo está bueno, si tienen mucha o poca hambre, invitando a que prueben el plato, asegurando que está muy bueno. Es recomendable recordales que a ellos les gusta porque lo han comido otras veces. Debemos estimularlos a comer diciendo que si comen estarán más fuertes y así podrán mejorar en la piscina, gimnasio...
  8. Mejor sin presiones: cuando un niño para de comer o se distrae no hay que regañarle, sino animarle y alentarle a seguir comiendo, sin presiones, estimulando positivamente su comportamiento. La insistencia con tono de obligación no da buenos resultados, produce tensión y crea un mal ambiente durante la comida. 
  9. El postre también es parte del menú: el postre muchas veces es empleado como premio
    o recompensa, pero no debe ser ni una recompesa ni una amenaza. Al contrario, gusta a los niños, y por tanto, es una excelente vía de aprendizaje a nivel sensorial y de descubrimiento de sabores y texturas, que después puede hacerse extensivo a todos los alimentos y que permitirá a los pequeños descubrir sus preferencias.
  10. Terminar la comida en positivo: si en ese momento los niños no quieren acabar con el plato, por ejemplo se les puede proponer que tomen dos cucharadas más, sin acabar o tomar el pescado o dejar la ensalada, o comer un trozo más de carne y dejar el resto. Toda negociación debe acabar siempre con una valoración positiva por parte de los padres.

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