martes, 10 de noviembre de 2015

ÚLCERAS POR PRESIÓN

Últimamente teníamos el blog un poco paradito, pero volvemos a retomar este buen hábito de informaros sobre temas de actualidad sanitaria.

Esta vez nos toca hablar de las úlceras por presión, así que os vamos a dar una serie de consejos indicados tanto para los pacientes como para los cuidadores.

Muchas son las personas sobre todo mayores que vemos y oímos en la farmacia aquejados de úlceras y que están siendo tratados, pero también son muchas las personas que vienen a la farmacia a por algún tipo de "remedio" para una pequeña herida que les ha salido y que no le dan la suficiente importancia, ya que las úlceras son un problema  muy peligroso, que muchas veces se cronifica.

Por todo ello, queremos hacer hincapié en este tema.

Empezaremos por explicar qué son las úlceras, dónde se localizan, quienes pueden padecerlas y cómo intentar prevenirlas.

¿Qué son?


Las úlceras por presión, también se llaman llagas, escaras o decúbito y es una herida por aplastamiento entre la piel y el interior del organismo (hueso, cartílago o tejidos más duros) que se produce en las zonas donde apoyan los pacientes que están inmóviles (sentados o encamados).

Principalmente se produce por la presión, que a veces se agrava por el roce y/o el deslizamiento del paciente.

Empiezan con un enrojecimiento (sin herida) que si no es detectado o tratado a tiempo, pueden evolucionar hacia heridas muy profundas que pueden complicar el estado de salud del paciente e incluso, producirle la muerte.


¿Dónde se localizan?


Pueden aparecer en cualquier lugar del cuerpo sometido a presión, fricción o deslizamiento y dependen de la posición de la persona. En la imagen podemos observar las zonas más frecuentes de aparición de úlceras por presión.





¿Quénes pueden padecerla?


Pueden padecerlas aquellas personas que se mantienen durante un tiempo prolongado en una misma posición o pacientes con la movilidad limitada, especialmente en personas ancianas, encamadas y pacientes sentados durante periodos prolongados de tiempo o en sillas de rueda.


¿Cómo prevenirlas?


En la mayoría de los casos se pueden evitar las úlceras por presión, siguiendo una serie de medias básicas que incluyen el cuidado de la piel, cambios posturales, uso de superficies especiales y control de la alimentación, tal y como vamos a detallar a continuación:

Cuidado de la piel:

  • Examine la piel cada día, buscando en las zonas de riesgo, áreas enrojecidas rozaduras o ampollas. Si se detectasen, póngase en contacto con su enfermero/a.
  • La piel debe permanecer limpia y seca en todo momento. Se debe lavar utilizando agua tibia y jabón neutro, aclarando, secando sin frotar y evitando la humedad, sobre todo en las zonas de pliegue.
  • Utilizar, después del aseo, soluciones a base de ácidos Grasos hiperoxigenados (un ejemplo de ello es el Mepentol), aplicándolo 2 ó 3 veces al día, sobre las zonas de riesgo o en la rojez, extendiendo el producto con las yemas de los dedos.
  • No hacer masajes sobre las prominencias óseas, ni utilice colonias, ni alcohol ni talco.
  • Si hay incontinencia, se extremarán las medidas higiénicas pudiendo utilizar en estos casos casos una loción limpiadora antimicrobiana no irritante en cada cambio del pañal, aplicando 2 ó 3 pulverizaciones directamente sobre la zona a limpiar o sobre un paño, retirando los restos de orina u heces. 
  • Mantener la cama seca y sin arrugas. Utilizar, preferiblemente, sábanas de tejidos naturales y suaves, como algodón, lino o hilo.

 

Cambios posturales:

Es fundamental que se hagan rotaciones de los puntos de apoyo de la persona que permanece en cama o sentada, de forma periódica o programada y de acuerdo a sus necesidades individuales.

Si la persona está encamada:
  • Como norma, cambiar la posición cada 2-3 horas.
  • Utilizar almohadas y cuñas de espuma por debajo de sus piernas para mantenerle los talones levantados. Colocar también un cojín entre las dos piernas. No utilizar cojines en forma de flotador.
  • Mantener el cabezal de la cama lo más plano posible. Para comer, levantar la cama y volverla a bajar al cabo de una hora. No levantar el cabezal de la cama más de 30º de la posición horizontal.
  • Evite el roce con las sábanas al estirarlo hacia arriba.
  • No apoyar directamente sobre la cadera cuando esté de lado. Procurar una lateralización parcial a 30º.
Si la persona está sentada:
  • Descargar el peso de las nalgas cada 15-30 minutos moviéndose de un lado a otro y el cambio de posición debe ser cada hora.
  • Mantener la espalda lo más recta y derecha posible.
  • Colocar cojines en sus zonas de apoyo. Evitar los cojines en forma de flotador.

 

Movilización:


En personas capaces deberemos aprovechar su capacidad de movimiento, facilitando y fomentando su actividad física en la medida de sus posibilidades.

En personas sin movilidad, debemos realizar movilizaciones pasivas de las articulaciones aprovechado los cambios posturales, al menos 3-4 veces al día y sin provocar dolor.


Aligerar la presión con el uso de superficies especiales:


Hay muchos tipos de camas, colchones especiales y cojines para sentarse que ayudan a disminuir la presión sobre la piel.

Si está usando alguno, se debe vigilar que la superficie esté bien colocada.

Si no dispone de una superficie especial, al hacer los cambios posturales, debe asegurarse que haya un espacio libre entre la cama y la zona de riesgo.

Pero ante todo debemos tener en cuenta que el uso de estas superficies especiales no sustituye los cambios posturales.


Alimentación:

La alimentación debe ser rica y variada. Debemos aportar diariamente alimentos ricos en proteínas (carne, pescado, huevos, leche...) y vitaminas (frutas y verduras naturales), así como beber diariamente al menos 1,5-2 litros de agua, zumos o infusiones. Si no puede seguir una dieta adecuada, existe la posibilidad de recurrir a los suplementos nutricionales que le indicará  su enfermero y/o médico.




Si a pesar de todas las medidas de prevención arriba mencionadas apareciera una úlcera por presión, deberá informar a la enfermera o al médico.

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