jueves, 12 de noviembre de 2015

14 DE NOVIEMBRE: DÍA MUNDIAL DE LA DIABETES

Hoy, 14 de noviembre es el Día Mundial de la Diabetes


Son muchas las personas que conocemos aquejados de esta patología y muchas también son las que vemos con múltiples consecuencias de esta terrible enfermedad, pero que en muchas ocasiones no las asociamos a la propia enfermedad.

Por todo ello, hemos decidido dedicar este post a profundizar un poco más en esta tema de total actualidad.
¿Te has planteado alguna vez que la diabetes tipo 2 es una enfermedad que tú también puedes desarrollar? 

¡Nadie estamos a salvo!

El sobrepeso, la vida sedentaria, la edad o los antecedentes familiares son factores que predisponen a su aparición. 

Para comenzar aclararemos que existen dos tipos de diabetes; la diabetes tipo 1 que no se puede prevenir y la diabetes tipo 2 asociado al sedentarismo, estilos de vida poco saludables... que se puede prevenir y es en la que nos centraremos en este artículo.
La prevalencia de diabetes tipo 2 en España se sitúa en torno al 13,8% de la población, es decir, más de cinco millones de personas, alcanzando los 347 millones en todo el mundo. Aunque todos los adultos podrían desarrollar diabetes tipo 2, algunos grupos tienen un riesgo particularmente elevado de tenerla, ya que esta forma de diabetes generalmente se da en personas adultas, con sobrepeso y que tienen historia familiar de diabetes, aunque recientemente se ha producido un aumento de casos en personas más jóvenes, particularmente en adolescentes. Igualmente, otro de los factores que explican el incremento de la pandemia de diabetes es el envejecimiento poblacional: casi un tercio de los españoles mayores de 75 años son diabéticos.

¿Se puede prevenir?

Ya hemos adelantado anteriormente la respuesta, y es que SÍ, pero ahora vamos a centrarnos en explicar cómo intentarlo.

La diabetes es una enfermedad crónica que aparece cuando el organismo no produce suficiente insulina y/o es incapaz de utilizarla adecuadamente

La insulina es una hormona producida por el páncreas, cuya función es facilitar que la glucosa pueda entrar en las células del cuerpo para obtener la energía que necesita y, de esta forma, desarrollar las funciones básicas. La diabetes tipo 2 se debe, en gran medida, a un peso corporal excesivo y a la inactividad física, hasta el punto que el 80% de los pacientes con esta enfermedad tiene sobrepeso u obesidad. 

Estos factores de riesgo de la pueden modificarse y, con ello, prevenir o retrasar en gran medida la aparición de esta enfermedad en aquellas personas que están en mayor riesgo de desarrollarla. 

Sin embargo, existen otros factores de riesgo no modificables que influyen en la aparición de la diabetes tipo 2, como los antecedentes familiares, la edad, la etnia o haber presentado diabetes gestacional.



A la hora de prevenir la diabetes tipo 2, es muy importante realizar cambios en el estilo de vida, siguiendo estas recomendaciones básicas:

  1. Alcanzar y mantener un peso corporal adecuado.
  2. Realizar al menos 30 minutos de actividad física regular de intensidad moderada la mayoría de los días.
  3. Consumir una dieta saludable que contenga entre tres y cinco raciones diarias de frutas y hortalizas y una cantidad reducida de azúcar y grasas saturadas. 
  4. Evitar el consumo de tabaco, puesto que aumenta el riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares

Una vez la diabetes se ha desarrollado, el estilo de vida saludable sigue siendo fundamental para mantener la enfermedad bajo control. Numerosos estudios indican que un seguimiento correcto del tratamiento para la diabetes, y en etapas lo más tempranas posibles de la enfermedad, es crucial para evitar las complicaciones derivadas de la misma (daños en la vista, en los pies, en el riñón e incluso problemas cardiovasculares) que pueden llevar a un mayor riesgo de discapacidad, disminución de la calidad de vida y a un aumento de la mortalidad.


Todas las personas que presentan factores de riesgo deberían ser sometidas a algún tipo de actuación para evitar la diabetes. Sin embargo, los mejores candidatos a la hora de seleccionar a quien tratar serían las personas con “prediabetes”, es decir, aquellas con cualquiera de las siguientes situaciones:
  • Glucemia basal alterada (glucemias en ayunas entre 100 y 125 mg/dL) .
  • Intolerancia a los hidratos de carbono (glucemias a las 2 horas de tomar 75 gramos de glucosa entre 140 y 199 mg/dL).
  • Hemoglobinas glucosiladas (HbA1c) entre 5,7 y 6,4 %.
  • También podemos considerar que están en especial riesgo de padecer diabetes, además de las personas obesas y con “prediabetes”:
  • Familiares de primer grado de personas con diabetes.
  • Mujeres que han tenido diabetes gestacional o que han dado a luz bebés de más de 4 Kg al nacer.
  • Personas con hipertensión o hiperlipemia.
  • Mujeres con ovarios poliquísticos.
  • Otras enfermedades asociadas a resistencia a la insulina, aparte de los ovarios polimicroquísticos, como la acantosis nigricans o la obesidad grave.
  • Personas sedentarias.
  • Personas con enfermedad cardiovascular.
  • Personas pertenecientes a alguna etnia considerada de alto riesgo: latinoamericanos, afroamericanos, americanos de origen asiáticos, oriundos de las islas del Pacífico.


¿Cuál es el estilo de vida a seguir?

  1. Mantener el peso normal o perder más de un 5% si existe sobrepeso.
  2. Hay que limitar el consumo de grasa (inferior al 30%) y que ésta provenga básicamente de la grasa monoinsaturada (aceite de oliva, frutos secos, aguacate).
  3. Realizar un consumo de grasa animal (saturada) inferior al 10% de las calorías diarias.
  4. En cuanto a los hidratos de carbono, su fuente principal debieran ser las verduras, las hortalizas, legumbres, cereales integrales y derivados lácteos.
  5. El contenido de fibra de la dieta debiera ser de al menos 14 gramos por cada 1000 kcalorías consumidas. Debiera limitarse o evitarse el consumo de refrescos azucarados.
  6. En cuanto a la actividad física, ninguna otra estrategia ha conseguido superar los resultados alcanzados con un plan riguroso de ejercicio físico, siempre y cuando la actividad física sea de una intensidad al menos moderada y se practique la mayoría de los días de la semana hasta alcanzar al menos 150 minutos por semana. Practicar actividad física regular durante más de 30 minutos al día, al menos 5 días a la semana.

Una vez sabido todo esto, nos toca hablar de los alimentos.

¿Qué alimentos nos ayudan?
 

  1. Verduras y hortalizas: constituyen una de los pilares de la dieta por su gran valor nutricional y su bajo contenido en hidratos de carbono. Aportan vitaminas, minerales y fibra que tienen un mínimo valor calórico. Es preferible consumirlas crudas en ensaladas y las cocidas, mejor al vapor para que conserven sus propiedades. En estado congelado o la conserva no alteran sus valores calóricos; aunque este último estado puede alterar notablemente sus propiedades.
  2. Frutas: aportan hidratos de carbono simples (glucosa y fructosa) vitaminas y fibra. Cuanto más maduras están aumenta la cantidad de hidratos de carbono que aportan a la dieta. El efecto saciante de la fibra que contienen facilita ajustarse a la dieta prescrita en caso de consumirse al principio de la comida. Los zumos no son bebidas libres y en caso de ser naturales o comercializados debe hacerse una equivalencia con la fruta, aun en el caso de los que indican “sin azúcar” ya que esto indica que no se le ha añadido pero ello no les exime de la propia de la fruta.
  3. Cereales y legumbres: son unos de los alimentos más completos y necesario aunque su consumo este limitado. Contienen proteínas y son bajos en grasas, dan un buen aporte de fibra y pertenecen al grupo de hidratos de carbono de absorción lenta.
  4. Carnes: contienen proteínas y grasa, esta ultima en proporción variable según el animal y la pieza y el corte. El consumo de carne de cerdo no es recomendable (excepto el jamón cocido o serrano) por la gran cantidad de grasas saturadas que aportan a la dieta. Los embutidos mantienen la misma composición de las carnes pero en cantidades mucho más elevadas y debe estarse atento a sus equivalencias, y las salchichas y fiambres presentan una disminución en las proteínas y sin embargo contienen hidratos de carbono por las féculas añadidas en su elaboración.
  5. Pescados: tienen una composición en nutrientes parecida a la carne pero con un mayor contenido en agua. Contienen proteínas y grasas en diferente proporción según se trate de pescados blancos o azules.
  6. Mariscos: contienen la misma proporción de proteínas que el pescado pero son bajos en grasas y ricos en minerales. Los congelados conservan el mismo valor nutritivo que el pescado fresco. Los “precocinados” se desaconsejan en la dieta porque aportan un suplemento de hidratos de carbono difícil de calcular y contienen grasa de procedencia desconocida acumulada en su fritura. Las conservas en lata deben consumirse con moderación pues llevan aceite y aliños de difícil valoración.
  7. Huevos: son ricos en proteínas de alto valor biológico y grasas, estas ultimas en la yema, para que las proteínas de la clara sean utilizadas por el organismo esta tiene que estar cuajada por el calor, ya que de lo contrario se desperdicia casi la mitad de sus propiedades.
  8. Leche y derivados: es el grupo de alimentos más completo, ya que contienen hidratos de carbono, grasa, proteínas, minerales y vitaminas. Las leches desnatadas y semi contienen menos grasa pero idéntica cantidad de hidratos de carbono. El yogur es similar a la leche en cuanto a su composición y se recomienda su consumo por sus efectos beneficiosos en el intestino, la nata contiene las mismas proteínas, pero mucha más grasa y los quesos conservan las características de la leche, variando su proporción de grasa según su curación. Las leches, evaporadas, concentradas o en polvo son similares a la natural cuando se han restablecido con agua y posen sus mismas características. La leche condensada, en cambio, tiene azúcar en gran cantidad y debemos evitarla en la dieta.
  9. Aceites, mantequillas y margarinas: solo contienen grasas aunque algunas mantequillas y margarinas pueden estar enriquecidas con vitaminas y minerales. Las mantequillas y margarinas ofrecen un aporte calórico similar, aunque estas ultimas por su procedencia vegetal son más beneficiosas. Los aceites recomendados son los de origen vegetal, dando preferencia el de oliva para los fritos y el resto para los aliños. Las mantequillas y margarinas, sin abusar de las mismas, como complemento en el desayuno y en la confección de salsas.
  10. Alimentos dietéticos o "para diabéticos": suelen ser bajos en calorías y/o en azúcares. En muchos casos no aportan ninguna ventaja frente a los alimentos convencionales y es importante leer íntegramente la etiqueta para controlar los sustitutivos. Debe conocerse su valor energético y nutritivo.


Ante todo queremos recalcar, que el mejor tratamiento de la Diabetes tipo 2 es la prevención.

Si necesitáis hacer un control de vuestra glucosa, no dudéis en pasar por la farmacia; en 10 segundos sabrás tu valor de glucosa.

Fuente bibliográfica: revista Consejos de tu Farmacéutico. Nº189 noviembre 2015.

No hay comentarios:

Publicar un comentario