Las fiestas navideñas son un momento único. Un momento para disfrutar de la familia
alrededor de una mesa repleta de fantásticos manjares y no para
dosificar o sentirse culpable.
La impresión de pesadez con la que
solemos levantarnos de la mesa tras las comidas de Navidad se debe a la
duración de las mismas y a que comemos más cantidad que de costumbre. Sin
embargo, como aseguran los especialistas Claude Chauchard y
Florence Pujol, no tenemos por qué privarnos o renunciar a comer algo.
Las fiestas de fin de año tienen un carácter especial y el cuerpo está
preparado para poder regular lo que consumimos.
Lo más importante es desligarse del aspecto nutricional de los
alimentos. Es preferible insistir en el sabor más que en la cantidad ya
que el placer gustativo regula el consumo de alimentos. Cuando ya no sentimos placer al saborear un
alimento es el momento de parar de comer. El placer no debe basarse
únicamente en el hecho de comer sino en el sabor. Debemos pensar en
reservarnos para lo que más nos guste, sino no conseguiremos apreciarlo
de verdad.
Por último, hay que comer con hambre pero no por ello debemos
saltarnos la comida del mediodía. Si no, corremos el riesgo de comer
compulsivamente y caer más fácilmente en excesos. Al día siguiente,
espera a tener hambre para comer y no te angusties por lo que hayas
comido la víspera, ya que aunque hayas comido más de la cuenta, tu
cuerpo va a quemar más energía para poder digerir esas calorías de más.
El primer consejo que os damos es no beber alcohol con el estómago
vacío, puesto que lo único que vamos a conseguir es crear una acidez que
va a dificultar la digestión. Antes de cenar, come un trocito de pan
para preparar el tubo digestivo
y a partir de ahí limita el consumo de féculas y, por lo tanto, de pan.
¡Ojo a los canapés, que, por lo general, suelen ser bastante salados!
Bebe a sorbos pequeños para realzar el sabor de los alimentos e
intercala un vaso de agua tras cada copa de alcohol. Por último, tómate
tu tiempo y mastica bien los alimentos. Ese pequeño detalle facilitará la digestión.
Los langostinos
son uno de los mariscos más consumidos durante las fiestas navideñas y
además uno de los menos calóricos. Además, como crustáceos que son,
contienen mayor cantidad de calcio que el pescado y son fuente de
minerales y oligoelementos esenciales para la salud. Pero, tienen un alto contenido en colesterol. Consúmelos mejor al vapor y te ahorrarás las calorías de cocinarlos a la plancha, los olores.
Por otro lado, las ostras y los mariscos de concha tienen una alta
calidad gustativa para un aporte calórico bastante bajo. Las ostras son
ricas en Omega 3, en vitamina B12 y en zinc.
Se debe vaciar el agua de las ostras, debido a su alto contenido en sal.
Asimismo, con la edad, es recomendable sustituir dicha agua por zumo de
limón para limitar los problemas de retención.
Y, a la hora de
comprarlas, ¡mira que sean frescas para evitar intoxicaciones!
Y para aquellos que se quieran dar un capricho, la langosta, es un producto con unas excelentes
cualidades nutricionales. Es rico en ácidos grasos, contiene además
proteínas, vitaminas E, magnesio y fósforo. Evita, por el contrario,
consumirla con salsas o mayonesas si quieres mantener el colesterol a
raya.
La
mayor ventaja del pescado es su fácil digestión, razón por la que
conviene a todo el mundo. Rico en agua y proteínas, el pescado es
asimismo fuente de micronutrientes, entre los que destacan las vitaminas
del grupo B, las liposolubles A y D así como ciertos minerales como el
fósforo, el hierro o el yodo.
La composición nutricional y el valor energético del pescado difieren según la especie. Los pescados azules son los más grasos y, por tanto, los más energéticos, con casi el doble de calorías que los pescados blancos y los mariscos.
El pescado es definitivamente una excelente apuesta para el menú de
Navidad, ya sea en sopa o a la cazuela. Ten cuidado, sin embargo, de no
excederte con la sal si escoges la primera opción y de ser cauto con las salsas si optas por la segunda.
El pescado ahumado puede ser igualmente una excelente elección como entrante o en canapés. Sin embargo, además de ser rico en Omega 3 y en proteínas, también lo es en sal. Cómelo en pequeñas cantidades.
Las carnes de aves de corral
son carnes magras, poco calóricas y especialmente ricas en proteínas.
Además, aportan una cantidad nada despreciable de vitaminas (A, B…) y de
minerales (hierro, zinc, fósforo…).
Evidentemente, los aportes nutricionales dependen de cada ave aunque
también del trozo. Ten presente que la piel es una de las partes más
grasas, así que, por mucho que te guste, ¡no abuses!
A pesar de su importante base calórica, el turrón,
al igual que los mazapanes, no pueden faltar en ningún hogar español
llegadas estas fechas. Aunque hay que consumirlos con moderación. Los compuestos básicamente de almendras, comparten beneficios
similares con el aceite de oliva y son ricos en vitamina E y ácido fólico.
Los frutos secos,
alimentos tradicionales de la dieta mediterránea, constituyen un postre
excelente gracias a su alto aporte en fibra, grasas insaturadas,
antioxidantes, vitaminas, flavonoides, minerales y otros muchos
aportes nutricionales beneficiosos para nuestro organismo. Sin embargo,
con un puñadito es suficiente ya que, empezando por las nueces y las
avellanas, los frutos secos son altamente calóricos.
Y no te olvides de los higos secos, las ciruelas y las uvas pasas,
que suelen tener más propiedades que al natural ya que estas aumentan
debido a que el proceso de secado hace que el agua disminuya y se
concentren más los componentes naturales. Por esa razón, tienen un alto
contenido en fibra y en minerales y la mitad de calorías de las que
pueda tener una avellana.
Aunque la fruta
es una de las grandes olvidadas de las fiestas navideñas, intenta
introducir aunque sea sólo una pequeña porción al final de la comida.
Ahorrarás calorías y equilibrarás los excesos de los últimos días del
año. Además, el alto contenido en agua de la fruta también nos ayudará a
hidratarnos en las copiosas comidas.
La piña es un aliado excelente para que las pesadas digestiones no acaben en atasco intestinal
debido a su alto contenido en fibra y en bromelaína, una enzima similar
a las digestivas, que favorece la digestión de las proteínas. Opta por
consumirla al natural, ya que además de ser su mejor temporada, evitarás
las calorías de la piña en almíbar.
Otra fruta que no puede faltar son las uvas.
De consumo obligado en Nochevieja, la uva está presente a lo largo de
todas las fiestas navideñas. Al igual que la piña, es un potente
diurético y un aliado perfecto para depurar el organismo, y por eso
forma parte de todas las dietas detox.
Su único pero es su elevado contenido en pectina, es decir en azúcares,
lo que la hace bastante poco recomendable para los diabéticos o las
personas con problemas con el azúcar.
El alcohol no presenta ningún interés nutricional. No tiene ningún atractivo más allá del sabor. Ten en cuenta que si ciertos vinos
pueden tener propiedades antioxidantes, ello dependerá únicamente de su
calidad. En cualquier caso, evita las mezclas así como beber con el
estómago vacío, sé razonable, y por cada copa de alcohol que bebas, no
olvides beber un vaso de agua.