martes, 16 de diciembre de 2014

HELICOBACTER PYLORI

Hasta un 40% de la población en España puede estar infectada con la bacteria Helicobacter pylori, que es responsable de la úlcera péptica y gastroduodenal, aunque solo un reducido grupo de personas desarrollará alguna enfermedad relacionada con ella.

La Navidad, época a la que estamos llegando es uno de los momentos en que aparecen en muchas ocasiones las primeras crisis.

Se calcula que un 50% de la población adulta mundial podría estar infectada por Helicobacter pylori, una bacteria que habita en las paredes del estómago y que es el principal agente casual de la úlcera gástrica y duodenal, la gastritis crónica, así como del cáncer gástrico y un tipo de linfoma gástrico denominado linfoma MALT.

En España, la prevalencia global de la Helicobacter pylori se sitúa cerca del 40%, pero la mayoría de las personas permanecerá asintomática y sólo un pequeño grupo de la población infectada desarrollará una enfermedad relacionada con la infección. Los factores que pueden desencadenar la aparición de una enfermedad dependen de la susceptibilidad de paciente al microorganismo y del grado de agresividad de la bacteria.

Helicobacter pylori coloniza con pequeñas lesiones en el estómago para provocar daño continuado, promoviendo las úlceras de estómago y el cáncer, aunque todavía no se entiende bien cómo esta bacteria interactúa e irrita el tejido digestivo. Al parecer, esas pequeñas lesiones se desarrollan cuando se alteran los mecanismos de defensa que protegen del jugo gástrico al estómago (úlcera gástrica), al duodueno, porción del intestino delgado más próximo al estómago (úlcera duodenal), o al esófago (úlcera esofágica).

En su origen, además de una infección causada por la bacteria Helicobacter pylori influyen otros factores muy diversos como el aumento de la secreción ácida en el estómago, cambios en la composición de la mucosidad que protege las distintas porciones de aparato digestivo, ingesta de antiinflamatorios no esteroideos (AINEs), y el estrés psicológico, entre otros. Fumar, beber alcohol y tomar sal en exceso provocan daños en el tejido que recubren el estómago, asociándose así también con las úlceras estomacales.

Algunos de los signos son la quemazón, el dolor, la aerofagia y a sensación de pesadez en el estómago.


DIAGNÓSTICO


El diagnóstico se hace mediante un test de detección de antígenos en heces, una serología o una prueba de aliento. También puede ser diagnosticada mediante una endoscopia digestiva superior analizando biopsias tomadas de la pared del estómago.

El tratamiento de elección dependerá de la existencia de infección por Helicobacter pylori o no.

  1. Si no hay infección: el tratamiento de posibles factores causales como la toma de AINEs, el estrés fisiológico o psíquico y la administración de fármacos antisecretores suele controlar los síntomas en pocas semanas, aunque en este caso no se puede asegurar la curación definitiva.
  2. Si hay infección: el tratamiento irá dirigido a eliminarla, mediante la administración durante dos semanas de una combinación de antibióticos y fármacos antisecretores gástricos.  Se combina un tratamiento farmacológico a base de un IBP (Inhibidor de la bomba de protones), que inhibe la secreción ácida del estómago (omeprazol por ejemplo), así como antibióticos para combatir la bacteria (amoxicilina, claritromicina, levofloxacino y/o metronidazol). En los últimos años se ha detectado que están aumentando las resistencias de esa bacteria a los antibióticos, por lo que combatir la infección es más difícil. 

Y, ¿qué pasa en los niños?

En niños es menos agresiva, produce menos lesión gástrica y raramente úlcera, pero existe un grupo de niños que sí se ve afectado por la infección, y a los que es necesario diagnosticar y prescribir tratamiento erradicador.

En este caso el diagnóstico sólo se puede hacer por endoscopia.

El tratamiento con antibióticos es agresivo, por lo tanto, sólo se deben tratar aquellos niños en los que por endoscopia se demuestre enfermedad gástrica o duodenal asociada a la infección por esta bacteria, ya que las otras pruebas pueden conducir a falsos diagnósticos y a tratamientos innecesarios.

La dieta no puede curar la úlcera, pero supone un tratamiento complementario a la terapia médica y farmacológica, ya que consigue evitar la irritación de la mucosa digestiva inflamada, suprimir el reflujo de jugos ácidos de estómago a esófago y disminuir el impacto y la secreción gástrica ácida, lo que favorece la cicatrización y la resolución de los síntomas.

La Sociedad Española de Patología Digestiva (SEPD) da una serie de recomendaciones:
  1. Distribuir la alimentación en tres  o cuatro tomas (desayuno, comida, merienda y cena). Se puede incluir una colación a media mañana.
  2. No ingerir comidas abundantes, pesadas o copiosas. Comer lentamente y masticar bien.
  3. No comer alimentos sólidos o líquidos justo antes de ir a la cama. Dejar pasar al menos dos horas.
  4. Dar preferencia a alimentos jugosos que apenas precisan grasa ni cocción prolongada.
  5. No incluir temporalmente los alimentos ricos en fibra tales como verduras y legumbres cocinadas enteras, cereales integrales, frutos secos y frutas secas.
  6. Excluir los alimentos muy salados o condimentados y las conservas en escabeche.
  7. Sustituir el café, el descafeinado y el té (estimulan la secreción gástrica) por achicoria, malta o infusiones suaves, excepto de menta piperita si hay reflujo, ya que relaja el esfínter de esófago.
  8. No tomar bebidas gaseosas.
  9. No consumir cantidades excesivas de azúcar.
  10. A veces producen acidez los derivados del tomate (salsas) y el zumo de cítricos.
  11. Evitar alimentos muy calientes o muy fríos ya que provocan irritación.
  12. Ir introduciendo progresivamente nuevos alimentos hasta llegar a una alimentación normal.
  13. Dejar de fumar.
  14. Evitar fármacos como la aspirina y los antiinflamatorios no esteroideos como el ibuprofeno.
  15. Evitar el estrés.

En conclusión:

Debemos optar por:
  • Carnes con poca grasa, pescado azul y blanco cocinado con poca grasa, huevos revueltos o en tortilla o escalfados o pasados por agua y fiambre de pollo o pavo.
  • En cuanto a los cereales, patatas y legumbres:
    • Todos salvo el pan fresco recién horneado de tipo baguette, ya que fermentan en el estómago y crean molestias.
    • Las legumbres se aconseja cocinarlas sólo con arroz o patata y verduras, y si aún así no sientan bien, se deben pasar por el chino o el pasapurés para eliminar los hollejos y mejorar la digestibilidad.
  • Suelen sentar mejor los purés de verduras y hortalizas que las cocinadas enteras.
  • Mejor las frutas frescas muy maduras y no ácidas: batidas, asadas, en compota o en puré.
  • Grasas: aceite de oliva y semillas, mantequilla y margarinas vegetales, en crudo se toleran mejor.
No debemos optar por:
  • La leche y los lácteos no son aconsejables en la etapa de remisión. Es una recomendación temporal.
  • Están desaconsejados la leche condensada, así como los quesos fuertes.
  • Carnes grasas, fibrosas como el conejo, carne cocida dos veces o muy condimentada, embutidos grasos o vísceras, huevos duros, pescados en escabeche o en salazón.
  • Cereales: están desaconsejados los cereales integrales, muesli (con frutos secos), galletas rellenas, azucaradas o con chocolate.
  • Verduras flatulentas tales como la col, coliflor, repollo, coles de Bruselas, alcachofas, cebolla y pimiento en crudo, y las ensaladas.
  • La fruta no madura y cruda, frutas ácidas, fruta en almibar, frutas desecadas y frutas confitadas.
  • Bebidas: café, descafeinado y té, bebidas con extractos de café o de guaraná, bebidas con chocolate, bebida con gas y todas las bebidas alcohólicas.
  • Otros productos: extractos para sopas en cubitos, caldos concentrados, miel, fritos grasos, pastelería y repostería, chocolate, frutos secos, salsas picantes, helados y sorbetes.

Uno de los motivos principales de la aparición de hemorragia digestiva es la presencia de la bacteria Helicobacter pylori en el estómago y el consumo de AINEs. En estos casos es necesario un tratamiento rápido de la pérdida de sangre en pacientes con hemorragia grave y la prevención de complicaciones de las enfermedades de base del paciente. En segundo lugar, debe realizarse un tratamiento endoscópico precoz siempre dentro de las 24 horas e incluso antes en pacientes con hemorragia grave y persistente. En tercer lugar es necesario un tratamiento farmacológico con IBP por vía endovenosa, a dosis altas y durante tiempo suficiente, para inhibir de manera muy potente la producción de ácido por el estómago y favorecer la coagulación del vaso sanguíneo sangrante.

Para finalizar, añadir que la bacteria Helicobacter pylori es la causante principal de cáncer de estómago. Los síntomas son dolor en la zona abdominal, inapetencia, anemia y en fases muy avanzadas dificultad para tragar y vómitos. Hay que recordar que estos síntomas pueden indicar cualquier otra enfermedad, de manera que no hay que alarmarse y se debe consultar con el médico. 

Fuente bibliográfica: revista Consejos de tu Farmacéutico. Nº178. Diciembre 2014.

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